Slow Energy, más ahorro y mayor confort
Cada vez son más las voces que claman por un ritmo de vida más pausado y más amable con nuestro entorno, son los movimientos llamados slow. Podemos encontrar diferentes tendencias como el Slow Food, para disfrutar más de la comida; el Slow Travel, para integrarse sin prisas en los destinos a los que se viaja o el Slow Home, en el que se busca habitar hogares amables y ecoeficientes.
Cercana a esta tendencia del Slow Home encontramos el Slow Energy, cuyo objetivo es frenar el consumo desbocado de energía que realizamos en nuestro día a día. Lo cierto es que hablamos mucho de sostenibilidad y eficiencia energética y de los diferentes tipos de fuentes de energía renovables, pero no se habla de cómo consumimos y derrochamos la energía generada.
La mayoría de nosotros no somos conscientes de ese volumen de energía derrochada, por lo que el movimiento Slow Energy busca reeducar al consumidor para que gaste menos energía y, además, mejoren los niveles de confort. Se trata de gastar la energía de un modo justo y vivir mejor con un gasto menor. Con el Slow Energy, todos salimos ganando, nuestro bolsillo y el futuro del planeta.
Son varias las medidas que podemos tomar para consumir solo la energía necesaria y conseguir un nivel de confort superior en nuestro día a día.
Educación en cultura energética. Hay que formar al ciudadano para que sea consciente de su consumo energético, cuánto se despilfarra y las consecuencias económicas y medio ambientales que esto tiene.
Reducir la contaminación exterior e interior. No usar materiales, aparatos o instalaciones contaminantes; airear la casa a diario en los momentos adecuados, etc.
Aprovechar la luz natural. Hay que contar con grandes ventanas técnicamente bien aisladas para aprovechar al máximo el volumen de luz recibida durante el día.
Ledificación. Hay que substituir todas nuestras bombillas tradicionales y tubos fluorescentes por bombillas y tubos LED. Es una de las mejores maneras de reducir el consumo de energía y también es una de las medidas que veremos reflejarse antes en la factura de la luz.
Uso de tecnologías renovables. Siempre que sea posible, hay que instalar sistemas de paneles fotovoltaicos o sistemas de energía solar térmica para tener electricidad y agua caliente que ayude a reducir el consumo energético tradicional.
Emplear sistemas domóticos que nos ayuden a controlar el gasto a través de sistemas de ajuste y encendido de luz, cortinas, persianas y calefacción automatizados.