La pandemia que nos afecta, y para la que no se prevé una solución próxima, nos obliga a plantearnos la aplicación de una serie de medidas que eviten o reduzcan la posibilidad de contagio. La principal vía de contagio a día de hoy parece ser el contacto directo entre personas, y en segundo lugar el contacto de las manos con fómites (superficies contaminadas). Para evitar el contagio por estas vías, una protección adecuada es una combinación de utilización de mascarillas, geles, desinfectantes de superficies, distancia social y unas estrictas normas de higiene (1).
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